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Las mujeres aún no consumen suficiente folato
18 enero 2012
Una de cada dos mujeres en edad fértil no toma suplementos con folato como recomiendan los doctores, poniendo así la salud de sus bebés en riesgo.
12 noviembre 2012
Según un nuevo estudio realizado en Australia, un mayor consumo de ácido docosahexaenoico podría reducir de forma significativa el riesgo de trastorno de ansiedad y depresión.
En el estudio observacional, se usaron cuestionarios para evaluar el consumo en dieta de ácidos grasos omega-3 y omega-6 y los síntomas de trastorno de depresión y trastornos de ansiedad de 935 mujeres de edades comprendidas entre los 20 y los 93 años (1). Los resultados del estudio mostraron que un el mayor consumo de ácido docosahexaenoico (DHA) estaba relacionado con un 50% de reducción del riesgo de sufrir trastornos de ansiedad. Las mujeres con el mayor consumo de DHA también tenían cerca de un 70% menos de posibilidades de sufrir trastorno depresivo en comparación con las mujeres con los menores niveles medios.
Los investigadores comentaron que las futuras investigaciones deberían examinar el potencial del DHA como estrategia de tratamiento contra la ansiedad y centrarse en determinar el nivel óptimo de consumo de DHA en la prevención y el tratamiento de la depresión. Los expertos han señalado que hay que ser cauto y no interpretar erróneamente los resultados. Aunque algunos estudios epidemiológicos indican que el bajo con-sumo en dieta y/o los niveles de los ácidos grasos omega-3 de cadena larga se relacionan con la ansiedad y la depresión, estos dos desórdenes del estado de ánimo no son entidades homogéneas y no deberían tratar-se como tales.
18 enero 2012
Una de cada dos mujeres en edad fértil no toma suplementos con folato como recomiendan los doctores, poniendo así la salud de sus bebés en riesgo.
23 septiembre 2011
Según un nuevo estudio realizado en Noruega, el consumo adecuado de vitamina K1, aunque no de K2, podría reducir el riesgo de sufrir fracturas de cadera.
1 marzo 2012
Los médicos del Centro Infantil Johns Hopkins (EE. UU.) dicen que los padres y los pediatras deberían estar muy atentos a cualquier signo de déficit de vitamina D, una deficiencia que suele desarrollarse de forma insidiosa en la infancia.