Nuevos experimentos in vitro realizados en EE. UU. sugieren que unas concentraciones altas de ciertas moléculas de origen natural derivadas del betacaroteno podrían estar asociadas con riesgos para la salud en determinadas condiciones, por lo que se recomienda una ingesta adecuada de betacaroteno.
Los científicos crearon in vitro una serie de moléculas derivadas del betacaroteno iguales a las que existen en la naturaleza. Después expusieron estas moléculas a condiciones que imitaban su metabolismo y acción en el cuerpo. De las 11 moléculas producidas, cinco parecieron inhibir la acción de la vitamina A que proporciona beneficios mediante la activación de cientos de genes esenciales para la vista, la salud ósea y de la piel, el metabolismo y la función inmune. Al analizar las muestras de sangre de seis voluntarios sanos, los científicos observaron que algunas de estas moléculas antagonistas de la vitamina A estaban presentes en todas las muestras estudiadas, lo cual sugiere que se trata de un producto común del metabolismo del betacaroteno.
De acuerdo con los investigadores, las dietas con un alto contenido en betacaroteno podrían aumentar teóri-camente los niveles de estas moléculas de antivitamina A en la sangre. No estaría claro qué condiciones ambientales y biológicas son las más favorables para la producción de dichas moléculas. Cuando el betaca-roteno se metaboliza, se parte por la mitad por la acción de una enzima, dando origen a dos moléculas de vitamina A. Las moléculas antagonistas de la vitamina A se producen aparentemente cuando el betacaroteno se rompe en un lugar diferente por la acción de procesos que aún no se conocen completamente. Los estudios han sugerido que el estrés oxidativo resultante de, por ejemplo, el tabaco o la exposición a la contaminación del aire, pueden estimular una mayor producción de estas moléculas de antivitamina A. Los hallazgos también explicarían los resultados de dos ensayos clínicos que han sido motivo de desconcierto para los científicos durante años. En dichos ensayos se administraron durante un largo periodo de tiempo dosis muy elevadas de betacaroteno (de 10 a 15 veces la dosis recomendada) a personas con un alto riesgo de cáncer de pulmón, descubriéndose un aumento del riesgo de esta enfermedad (2,3). Estos efectos no se manifestaron en otros ensayos a gran escala (4,5).
Los científicos insistieron en la necesidad de mantener una ingesta adecuada de betacaroteno, ya que las propiedades antioxidantes de los carotenoides están asociadas con la protección de las células y la regulación del crecimiento y la muerte celular, todo lo cual desempeña un papel en los procesos de múltiples enfermedades. En dosis normales, el betacaroteno es una fuente importante y segura de vitamina A.