Según un nuevo estudio realizado en EE. UU., los pacientes con ictus y unos niveles bajos de vitamina D son más propensos a sufrir accidentes cerebrovasculares graves y tienen peor salud después del accidente cerebrovascular que aquellos con unos niveles normales de esta vitamina.
El estudio midió los niveles de vitamina D en sangre, la gravedad del accidente cerebrovascular y la salud de 96 pacientes con ictus (1). Los resultados mostraron que los pacientes con unos niveles bajos de vitamina D (por debajo de 30 ng/ml) tenían áreas de tejido muerto resultante de la obstrucción del flujo sanguíneo dos veces más grandes que aquellos con unos niveles normales (por encima de 30 ng/ml). Por cada 10 ng/mL menos de vitamina D, las probabilidades de recuperación en los tres meses siguientes al accidente cerebrovascular disminuyeron a casi la mitad, independientemente de la edad o la gravedad del primer ictus del paciente.
De acuerdo con los científicos, hacen falta más estudios para establecer una asociación entre los niveles de vitamina D y la gravedad de los accidentes cerebrovasculares. Si se repitieran los resultados actuales, el siguiente paso lógico sería comprobar si la administración de suplementos ayuda a proteger a los pacientes con un alto riesgo de ictus. La investigación ya ha demostrado que unos niveles bajos de vitamina D están asociados con la hipertensión. Un aumento de la ingesta puede incluso reducir la presión arterial de los pacientes hipertensos, lo que apunta a una posible relación entre el ictus y el suministro de vitamina D. El ictus o accidente cerebrovascular es una de las principales causas de muerte en los Estados Unidos, siendo responsable de 1 de cada 19 fallecimientos. Algunos de los factores de riesgo son la edad, la diabetes, el colesterol alto, el tabaco y la hipertensión. Esta última se considera el factor de riesgo de ictus más modificable.