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El mayor consumo de pescado podría reducir el riesgo de diabetes

Publicado

23 noviembre 2011

Según un nuevo estudio realizado en España, el consumo de pescado se relaciona con menores concentraciones de glucosa y un menor riesgo de desarrollar diabetes en sectores de la población con un alto riesgo de enfermedad cardiovascular.

Con el fin de entender la relación entre la dieta mediterránea y los factores de riesgo cardiovascular, un estudio observacional analizó los patrones de alimentación de 945 adultos españoles de edades comprendidas entre los 55 y los 80 años con alto riesgo de enfermedad cardiovascular (1). Los resultados del estudio mostraron que los participantes comían grandes cantidades de carne roja y pescado. El alto consumo de grasas saturadas procedentes de carne curada y carne roja (entre 7,4 y 4,7 veces por semana) era más frecuente en hombres. Se halló que las mujeres comían más carnes blancas, sobre todo pollo y pavo. En cuanto al consumo de pescado (entre 4,5 y 2,6 veces por semana), no se hallaron diferencias significativas entre hombres y mujeres. En general, las mujeres mostraron una mejor puntuación en cuanto a patrones de alimentación o dietas sanas en comparación con los hombres.

Los investigadores señalaron que comer carne roja en exceso podría estar relacionado con un mayor riesgo cardiovascular, una mayor presión arterial, diabetes y una disminución moderada de la esperanza de vida, en general debido al cáncer o a enfermedades del corazón. En cambio, el pescado, que está presente en la dieta mediterránea, parece ser beneficioso para el corazón. Además, tanto el pescado blanco como el azul (incluso más esté último) estaría relacionado con un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Según una hipótesis, el aumento de ácidos grasos omega-3 en las células de los músculos esqueléticos podría mejorar la sensibilidad a la insulina.

REFERENCIAS

  1. Sotos-Prieto M. et al. Consumo de carne y pescado en población mediterránea española de edad avanzada y alto riesgo cardiovascular. Nutrición Hospitalaria. 2011; 26(5):1033–1040.

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