Según un estudio reciente llevado a cabo en el Reino Unido, la suplementación con vitamina D durante el embarazo puede tener efectos nulos para prevenir la sibilancia infantil cuando se realiza demasiado tarde.
El ensayo aleatorizado controlado se llevó a cabo con 180 mujeres embarazadas (asiáticas, africanas, americanas, caucásicas y de Oriente Medio), a las que a partir de la semana 27 de gestación se suministró una dosis diaria de 800 UI de vitamina D hasta el día del parto, una dosis oral única de 200.000 UI de vita-mina D o ningún tratamiento (1). Tres años después del parto se documentaron y compararon los casos de sibilancia infantil, reacciones alérgicas e infecciones respiratorias. Los resultados del estudio indicaron que la suplementación mejoró pero no optimizó los niveles de vitamina D: los niveles medios de vitamina D en el cordón umbilical en el momento del parto eran considerablemente inferiores en aquellas mujeres que no habían recibido ningún tratamiento (7 ng/ml) que en las que habían recibido una dosis diaria (10,5 ng/ml) o en las que habían recibido una única dosis (10 ng/ml). Entre los tres grupos no se encontró ninguna diferen-cia en lo que concierne a la aparición de sibilancias, el predominio de eccemas (irritaciones cutáneas), las alergias o la función pulmonar.
Los investigadores señalaron la posibilidad de que la suplementación con vitamina D se hubiera realizado demasiado tarde (a partir de semana 27 de gestación) para tener un efecto beneficioso en la salud respi-ratoria de los niños. Se sabe que las células inmunitarias se desarrollan en una fase mucho más temprana de la vida del feto y que el desarrollo de las vías respiratorias hasta los bronquiolos finaliza a las 16 sema-nas de gestación. Es posible que para prevenir la sibilancia infantil sea preciso comenzar la suplementación al principio del embarazo o incluso antes de la concepción, concluyen los responsables del estudio.
Varios estudios observacionales indican que una ingesta materna más alta de vitamina D durante el emba-razo reduce el riesgo de sibilancia (2), asma y rinitis alérgica (3) y eccemas (4) en el niño. Con animales y modelos in vitro se ha demostrado que el metabolito activo de la vitamina D, la 1,25-dihidroxivitamina D, tiene un efecto inmunitario considerable y contribuye al desarrollo inicial de los pulmones. Otro estudio (6) postula que la suplementación prenatal de vitamina D puede prevenir la sibilancia y el asma infantiles. Actualmente el aporte diario recomendado para mujeres embarazadas es de 400 UI en el Reino Unido y de 600 UI en Estados Unidos. Se ha demostrado que las dosis diarias de 4000 UI de vitamina D constituyen un tratamiento seguro y eficaz contra la deficiencia de vitamina D durante el embarazo (7). A pesar de ello, la insuficiencia de vitamina D durante el embarazo sigue siendo muy común.