Según un nuevo estudio realizado en Reino Unido, los adultos con asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) con bajos niveles de vitamina C en sangre son más vulnerables a los efectos nocivos de la contaminación atmosférica.
A fin de investigar si los niveles individuales de antioxidantes y los marcadores genéticos relacionados protegen del daño causado por el estrés oxidativo procedente de la contaminación atmosférica por partí-culas, el estudio examinó a 209 adultos que habían ingresado en el hospital por asma o por EPOC. Se compararon las concentraciones en sangre de las vitaminas C, E y A y los niveles de exposición a las partículas (PM10) el día del ingreso así como dos semanas antes de éste y dos semanas después (1). Los participantes se agruparon según los niveles de antioxidantes en sangre y según determinados genes que podrían proteger contra el estrés oxidativo. Los resultados del estudio mostraron que los niveles de PM10 eran mayores los días previos al ingreso en el hospital por asma o por EPOC. Los fumadores y los mayores de 75 años se mostraron especialmente vulnerables ante los efectos de la contaminación atmosférica. Los participantes con niveles bajos de vitamina C en sangre también se mostraron más vulnerables a las PM10. Este efecto no se observó con otros antioxidantes ni con los genes.
Los investigadores concluyeron que algunas personas, tales como las que sufren de enfermedades respirato-rias preexistentes y bajos niveles de vitamina C, son más susceptibles al efecto nocivo de la contaminación atmosférica que otras. Por lo tanto, los resultados del estudio parecen indicar que una dieta equilibrada que incluya frutas y verduras podría proteger de la amenaza habitual para la salud que supone la contaminación atmosférica.
Una de las formas en que los contaminantes atmosféricos pueden dañar la salud es a través del estrés oxidativo. Las moléculas oxidantes nocivas se pueden formar cuando los contaminantes atmosféricos son absorbidos por los pulmones. Estos oxidantes (también llamados radicales libres) vagan por el cuerpo y dañan las células. El cuerpo trata constantemente de combatir las moléculas oxidantes con antioxidantes protectores. Si no existen suficientes moléculas antioxidantes disponibles para anular las oxidantes, se puede producir el estrés oxidativo. La contaminación atmosférica puede agravar tanto el asma como la EPOC, produciendo síntomas lo suficientemente graves como para llevar a la hospitalización. Las partículas (PM) se producen por el tráfico y la combustión de los combustibles fósiles. Se sabe que las PM de diámetro menor a 10 micrometros o PM10 empeoran las enfermedades respiratorias y aumenta el riesgo de ataques al corazón y otras enfermedades cardiovasculares.