Casi la mitad de las mujeres británicas podría padecer una falta de vitamina A debida a una variación genética no descubierta anteriormente, según han descubierto los científicos de la Universidad de Newcastle.
A partir de un grupo de 62 voluntarias, los investigadores hallaron que 29 de ellas –el 47%– portaban la variación genética que les impedía convertir de manera efectiva el betacaroteno en vitamina A (1). El estudio también mostró que todas las voluntarias consumían sólo un tercio del aporte recomendado de vitamina A “preformada” –la forma presente en productos lácteos como los huevos y la leche–, lo cual indicaba que las voluntarias que portaban la variación genética no consumían alimentos suficientemente ricos en vitamina A para alcanzar el nivel óptimo que requería su organismo.
Preocupante resulta que las mujeres más jóvenes sean especialmente propensas, según los investigadores. Las generaciones más mayores tienden a comer más huevos, leche e hígado, que son alimentos naturalmente ricos en vitamina A preformada, mientras que los jóvenes preocupados por la salud que siguen dietas bajas en grasas utilizan mucho más la forma de betacaroteno del nutriente. En los casos de un nivel bajo de vitamina A debido a un escaso consumo de vitamina A preformada, la ingesta diaria de entre 2-4 mg de betacaroteno –la cantidad recomendada por las autoridades sanitarias europeas – podría no ser suficiente para corregir el estado de vitamina A individual. Existe una gran cantidad de evidencia que sugiere que, si no se modifica el bajo consumo actual de vitamina A preformada, se requiere una ingesta diaria de aproximadamente 7 mg de betacaroteno para alcanzar las recomendaciones de vitamina A. Si se tienen en cuenta las restricciones de tipo genético sobre la utilización de betacaroteno, la cantidad diaria recomendada tendría que ser aún más alta para las personas que portan la variación genética.
La vitamina A, también conocida como retinol, tiene un papel esencial para reforzar el sistema inmunitario y protegerlo de infecciones comunes como la gripe y la gastroenteritis. La vitamina A también ayuda a mantener sanas la piel y las membranas mucosas del interior de la nariz y los pulmones, por ejemplo. En algunos estados físicos como el embarazo y la lactancia, la vitamina A tiene una función especialmente importante en el correcto desarrollo del bebé, recomendándose una mayor ingesta de vitamina A (retinol). No obstante, el consumo de altas dosis de retinol durante el embarazo puede causar malformaciones en el recién nacido. La posible intoxicación con altas dosis de vitamina A preformada durante el embarazo no ocurre cuando se consumen altas dosis de betacaroteno, ya que la conversión del betacaroteno está regulada por mecanismos de reacción, Por lo tanto, sólo se metaboliza la cantidad requerida en retinol, lo que hace que del betacaroteno una fuente segura de vitamina A:
El siguiente paso en el estudio es evaluar si el efecto de la variación genética también se observa en hombres y si la composición corporal influye en la capacidad de absorber y convertir el betacaroteno en vitamina A.