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Un mayor consumo de ácidos grasos omega-3 podría reducir el riesgo de artritis

Publicado

30 septiembre 2013

Según un nuevo estudio realizado en Suecia, un consumo adecuado de ácidos grasos omega-3 podría reducir hasta en un 50% el riesgo a largo plazo de desarrollar artritis reumatoide en mujeres.

El estudio observacional analizó la posible relación entre el consumo en dieta de ácidos grasos poliinsatura-dos de cadena larga omega-3 (la estimación del consumo se hizo basándose en cuestionarios de frecuencia alimentaria) y la prevalencia de la artritis reumatoide (AR) entre 32 232 mujeres de mediana edad y may-ores durante una media de 7,5 años (1). Los resultados del estudio mostraron que, tras adaptarlos a factores de riesgo de la AR como la edad, el tabaquismo y el consumo de alcohol, el consumo de ácidos grasos omega-3 por encima de 0,21 g al día se relacionó con un 35% menos de riesgo de desarrollar AR en comparación con un consumo menor, mientras que el consumo a largo plazo por encima de 0,21 g al día se relacionó con una reducción del riesgo del 52%. Un consumo constante a largo plazo de al menos 1 ración de pescado graso a la semana se relacionó con un 29% de disminución del riesgo de AR en comparación con un menor consumo de pescado.

Los investigadores concluyeron que estos hallazgos respaldan la hipótesis de que el consumo en dieta de ácidos grasos omega-3 podría desempeñar un papel importante en la aparición de la AR, una de las enfermedades autoinmunes más comunes, que tiene como consecuencia la inflamación crónica de las articulaciones. Los estudios epidemiológicos han sugerido que los ácidos grasos omega-3 podrían tener un efecto preventivo en enfermedades inflamatorias, incluyendo la AR (2). Los resultados de varios ensayos aleatorizados controlados señalan que la suplementación es eficaz para reducir el dolor articular, la duración de la rigidez matutina, el número de articulaciones sensibles o inflamadas y el uso de medicamentos en los pacientes con AR (3, 4). Las últimas investigaciones indican que el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA) se convierten in vivo en mediadores lipídicos (llamados resolvinas) con potentes propiedades antiinflamatorias y de resolución de la inflamación (5).

REFERENCIAS

  1. Di Giuseppe D. et al. Long-term intake of dietary long-chain n-3 polyunsaturated fatty acids and risk of rheumatoid arthritis: a prospective cohort study of women. Ann Rheum Dis. Published online August 2013.
  2. Simopoulos A. P. Omega-3 fatty acids in inflammation and autoimmune diseases. J Am Coll Nutr. 2002; 21:495–505.
  3. Calder P. C. Session 3: Joint Nutrition Society and Irish Nutrition and Dietetic Institute Symposium on ‘Nutrition and autoimmune disease’ PUFA, inflammatory processes and rheumatoid arthritis. Proc Nutr Soc. 2008; 67:409–418.
  4. Goldberg R. J. and Katz J. A meta-analysis of the analgesic effects of omega-3 polyunsaturated fatty acid supplementation for inflammatory joint pain. Pain. 2007; 129:210–223.
  5. Norling L. V. and Perretti M. The role of omega-3 derived resolvins in arthritis. Current Opinion in Pharmacology. 2013; 13(3):476–481.

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