Según algunos estudios recientes, las dietas que excluyen alimentos de origen animal tienen como consecuencia un bajo consumo de vitamina B12, ácidos grasos del tipo omega-3, hierro, zinc y selenio.
Una revisión de 40 estudios observacionales realizada en EE. UU. reveló que la prevalencia de deficiencia de vitamina B12 en niños en la primera infancia llegó hasta el 45 % (1). En niños en edad escolar y adolescen- tes, dicha prevalencia alcanzó hasta el 33 %; en mujeres embarazadas osciló entre 17 y 39 %, dependiendo de la etapa del embarazo, y en adultos y personas mayores la prevalencia alcanzó un 86 %. Con pocas ex- cepciones, todos los estudios analizados documentaron una prevalencia relativamente alta en personas ve- getarianas. En riesgo particularmente alto se encontraron las personas vegetalistas que no consumían sup- lementos de vitamina B12. Un estudio observacional realizado en Australia, en el que participaron 308 muje- res jóvenes (edad promedio de 23 años), reveló que la mayoría de las participantes no cumplía las reco- mendaciones nacionales en cuanto a la ingesta de hortalizas, carne y pescado (2). El 23 % de las mujeres no consumía alimentos de origen animal, lo cual, comparadas con las mujeres que consumían estos produc- tos, conllevó una ingesta más baja de ácidos grasos del tipo omega-3, vitamina B12, hierro, zinc y selenio.
Los investigadores concluyeron que las personas con un régimen alimenticio a base de vegetales, en parti- cular las personas vegetalistas o veganas, deberían considerar seriamente el uso de suplementos dietéticos, a fin de garantizar el consumo adecuado de micronutrientes. Independientemente del tipo de régimen ali- menticio que lleven, a todas las personas vegetarianas deberían realizarse análisis para detectar una posible deficiencia de micronutrientes. El bajo consumo de micronutrientes en forma continua puede provocar, a largo plazo, efectos adversos para la salud, tales como alteración de la respuesta inmune y anemia por deficiencia de hierro.