De acuerdo con un nuevo estudio holandés, un aporte dietético elevado de nutrientes con propiedades antioxidantes puede reducir el riesgo de sufrir degeneración macular asociada a la edad (DMAE) en personas con un alto riesgo genético.
En el estudio de casos y controles anidado se evaluó el aporte dietético de micronutrientes en 2167 personas (mayores de 55 años) con riesgo de DMAE mediante un cuestionario sobre la frecuencia con que ingieren ciertos alimentos (1). Además, se establecieron variantes genéticas (polimorfismos) relacionadas con un alto riesgo de padecer DMAE. Los resultados del estudio mostraron que, durante el periodo de seguimiento (una media de 8,6 años), los 517 participantes que desarrollaron DMAE era algo más mayores (edad media de 68,1 años), presentaban una mayor frecuenca de genotipos de alto riesgo e ingerían menores cantidades de betacaroteno, luteína yzeaxantina, ácidos grasos omega 3 (ácido eicosapentaenoico y ácido docosahexaenoico) y zinc.
Los investigadores concluyeron que un aporte dietético superior de antioxidantes, zinc y ácidos grasos omega 3 puede atenuar la incidencia temprana de DMAE en los portadores de variantes importantes de riesgo genético. Para alcanzar este beneficio no parece necesario consumir cantidades excesivas de estos nutrientes, bastaría con el aporte dietético recomendado. Dado que no hay otro tipo de intervención fácilmente asequible o que ofrezca prevención a un coste tan bajo, estos resultados subrayan la importancia de que los jóvenes susceptibles de padecer DMAE ingieran una cantidad suficiente de estos nutrientes para posponer o prevenir los devastadores efectos de esta enfermedad. Por lo tanto, los médicos deberían proporcionar asesoramiento dietético.
La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es la principal causa de pérdida de visión en occidente, siendo responsable de un 50% de los casos de ceguera. Aproximadamente 2,5 millones de personas mayores padecen DMAE tardío en Europa y 21 millones en todo el mundo. El desarrollo de DMAE es complejo y a él contribuyen factores genéticos y medioambientales. La inflamación y el estrés oxidativo son considerados los principales factores. Además se han identificado dos variantes genéticas asociadas significativamente a un alto riesgo de DMAE; juntas, estas variantes contribuyen a más de un 80% de los casos de DMAE tardío. Los únicos factores que protegen contra la conocidos hasta ahora son los nutrientes.