La luteína y zeaxantina son dos de los carotenoides más abundantes en la dieta de los países industrializados. Los nombres de ambas reflejan su amarillo color natural (en latín ‘luteus' y en griego 'xanthos' significa 'amarillo').
Estos carotenoides están presentes de forma notablemente concentrada en la verdura de hoja verde. El color amarillo de la luteína y zeaxantina no es predominante porque estos alimentos también contienen otros pigmentos.
Puesto que el cuerpo humano no puede producir luteína y zeaxantina, es necesario obtenerlas a través de los alimentos. La luteína está presente en los ojos, sangre, piel, cerebro y pecho.
A diferencia del betacaroteno, el cuerpo no puede convertir la luteína y la zeaxantina en vitamina A (retinol).
Al ser antioxidantes, que potencialmente protegen el cuerpo contra los efectos de los radicales libres nocivos para las células, la luteína y la zeaxantina han sido asociadas a la prevención de enfermedades, especialmente las enfermedades oculares relacionadas con la edad.