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La vitamina K no demuestra beneficios para la salud ósea
27 abril 2010
Un mayor consumo de vitamina K no muestra ninguna mejoría sobre la pérdida ósea en mujeres, según sugiere un estudio noruego.
2 agosto 2015
El estrés oxidativo es una condición celular o fisiológica en la que intervienen altas concentraciones de radicales libres (especies reactivas del oxígenos) que causan daño molecular a estructuras y funciones vitales y que se ha asociado al desarrollo de varios trastornos como la aterosclerosis, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, complicaciones de la diabetes, degeneración macular y artritis.
A fin de limitar los efectos dañinos de las especies reactivas del oxígeno, un sistema antioxidante altamente eficaz formado por enzimas, proteínas, vitaminas (A, C y E), carotenoides, oligoelementos y otras pequeñas moléculas puede interactuar con los radicales libres y regular su producción hasta el nivel fisiológico. Si las defensas de estos antioxidantes se ven abrumada por una producción excesiva de radicales libres o no están suficientemente abastecidas por la alimentación o los suplementos, puede producirse estrés oxidativo en el organismo.
Hay varios factores que influyen en la propensión al estrés oxidativo, afectando al nivel de antioxidantes o la generación de radicales libres. La práctica regular de ejercicio y una dieta rica en carbohidratos parecen aumentar la resistencia al estrés oxidativo. Por otro lado, la contaminación del aire, el humo del tabaco, la radiación no ionizante y el estrés psicológico parecen aumentar el estrés oxidativo. E l alcohol en pequeñas dosis puede actuar como antioxidante sobre las lipoproteínas de baja densidad y, por lo tanto, tiene una propiedad anti-aterosclerótica.
El estudio de cohortes ELAN (Etude Liègeoise sur les Antioxydants), llevado a cabo en la provincial de Lieja, Bélgica, en el año 2006, fue el primer ensayo a gran escala que investigó la relación entre el nivel de estrés oxidativo y los hábitos de vida de 897 personas con edades comprendidas entre los 40 y los 60 años (1). Con este fin, se recopiló información sobre los participantes relacionada con su edad, ocupación, altura, peso, presión arterial, consumo de tabaco, alcohol y drogas, circunferencia de la cintura y actividad física. Al mismo tiempo, todos los participantes rellenaron en sus casas un cuestionario sobre alimentos para evaluar su consumo diario de frutas y verduras. Tomando como modelo tablas de composición de alimentos, se estableció una puntuación que reflejara el consumo diario de vitamina C y betacaroteno. Además, también se midieron las concentraciones de antioxidantes en el plasma a partir de muestras de sangre.
Estos valores se compararon con las concentraciones críticas de antioxidantes en el plasma definidas por el estudio MONICA de la OMS (2): unas concentraciones en el plasma de vitamina C inferiores a 50–60 micromoles/l (8,8–10,5 microgramos/ml) y de betacaroteno inferiores a 0,4–0,5 micromoles/l (0,21–0,27 microgramos/ml) se han asociado a un mayor riesgo de desarrollar cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Resultados
Un modelo estadístico permite hacer predicciones sobre cómo unos hábitos de vida perjudiciales aumentan las probabilidades de que las concentraciones plasmáticas bajen por debajo de los 6 microgramos/ml para la vitamina C y 0,22 microgramos/ml para el betacaroteno (véase también la imagen).
27 abril 2010
Un mayor consumo de vitamina K no muestra ninguna mejoría sobre la pérdida ósea en mujeres, según sugiere un estudio noruego.
15 abril 2015
«En general, se recomienda a la población reducir la ingesta de grasas saturadas y aumentar el consumo de grasas poliinsaturadas que contengan ácidos grasos omega-6 y omega-3 a fin de disminuir el riesgo de cardiopatías y accidentes cerebrovasculares.
5 octubre 2015
Estudios llevados a cabo con niños sanos del subcontinente indio muestran que alrededor del 90 % de los mismos padecen una deficiencia de vitamina D (niveles séricos de 25(OH)D por debajo de 50 nmol/l). Los síntomas clínicos de la deficiencia, manifestados como anomalías en la formación de los huesos, eran visibles en aproximadamente el 10 % de los niños.