Un nuevo estudio realizado en Noruega sugiere que las personas que consumen salmón, uno de los alimentos que mayor cantidad contiene de vitamina D y ácidos grasos omega-3, parecen experimentar menor ansiedad que aquellas personas que consumen otros alimentos alternativos.
El estudio de intervención midió la frecuencia cardiaca (FC), la variabilidad de la frecuencia cardiaca (VFC), el nivel de ansiedad y las concentraciones en sangre de vitamina D y ácidos grasos omega-3 de 95 hombres hospitalizados que consumieron tres veces por semana salmón del Atlántico u otra comida (como pollo, cerdo o ternera) durante 23 semanas (1). Los resultados del estudio revelaron que, en comparación con los participantes que comieron carne, los consumidores de pescado mostraron mejoras significativas tanto en la FC como en la VFC, así como una reducción en el nivel de ansiedad (temporal) ante una situación o un evento. Además de eso, aumentaron sus niveles en sangre de vitamina D, ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA).
Los investigadores señalaron que el efecto beneficioso del consumo de pescado sobre la VFC podría deberse a la mejora de los niveles de vitamina D de los participantes, un factor clave en la regulación de la serotonina, que, a su vez, es muy importante para la regulación de la VFC (2). La variabilidad de la frecuencia cardiaca está considerada como uno de los principales mecanismos biológicos subyacentes que influyen en la ansiedad y la regulación de las emociones (3). Los científicos añadieron que si esto se atribuye únicamente al efecto de la vitamina D, podría ser conveniente la administración de suplementos de esta vitamina. Sin embargo, también es posible que el efecto beneficioso del consumo de salmón del Atlántico se deba a una mayor ingesta de ácidos grasos omega-3 de origen marino, selenio, yodo, vitamina B12 y a sus múltiples mecanismos.