Corporate Website

Compartir

Etiquetas

  • OPINIÓN EXPERTA
  • 2009

Especulaciones cuestionables sobre el aumento del riesgo de cáncer de pulmón a partir de la vitamina y los carotenoides ─ Un comentario sobre los resultados del estudio VITAL

Publicado

1 febrero 2009

“Una evaluación publicada recientemente de los datos del estudio de cohortes VITamins And Lifestyle trata la conexión entre los antioxidantes y la incidencia del cáncer de pulmón. Si bien los autores insisten en que los resultados de la evaluación del cuestionario no nos permiten concluir que la vitamina A, el betacaroteno u otros carotenoides de los complementos alimenticios aumentan el riesgo de cáncer de pulmón en general, emplean, no obstante, hipótesis cuestionables para especular acerca de una posible conexión.

En un artículo sobre el VITamins and Lifestyle Cohort Study (1) publicado en febrero de 2009, la Dra. Jessie A. Satia y su equipo de la Universidad de Carolina del Norte (EE. UU.) mantienen que ‘El uso prolongado de suplementos con betacaroteno, retinol (vitamina A) y luteína (pero no una dosis media de diez años) se asociaba a un mayor riesgo estadístico de cáncer pulmonar’. Aunque sí está asociado con el periodo durante el cual se consumen los productos, este riesgo no está relacionado con la dosis media máxima de micronutrientes en los suplementos. Los autores creen tener evidencias de que el aporte de micronutrientes no sólo en dosis elevadas, sino también en pequeñas cantidades, aumentan el riesgo de cáncer pulmonar si se consumen durante un largo periodo de tiempo. En esto difieren de un gran número de estudios que no han revelado tales efectos incluso con dosis elevadas durante un tiempo prolongado. Por lo tanto, los autores tienen que esforzarse mucho analizando los resultados para justificar sus sorprendentes conclusiones.

Diseño del estudio y metodología del cuestionario inválidos

El punto débil más claro de este estudio reside en su metodología (2): Satia y sus colegas intentaron determinar por medio de un cuestionario la influencia que el aporte de micronutrientes –retinol (vitamina A), betacaroteno, luteína y licopeno – durante un periodo previo máximo de diez años tiene sobre la incidencia de cáncer de pulmón. Para este estudio se pidió a los participantes que proporcionaran detalles de memoria de los complementos alimenticios que habían consumido, en algunos casos, diez años antes. No resulta fácil concebir que los sujetos fueran capaces de recordar con exactitud en qué secuencia, con qué frecuencia y en qué composición habían tomado los productos conteniendo micronutrientes durante los cuatro o diez años anteriores. Por eso, los datos sobre la ingesta de vitaminas recopilados por los autores a partir de los cuestionarios resultan, en algunos casos, muy difíciles de comprobar. Además utilizan el término ‘multivitaminas’, por lo que no está claro si se refieren a preparados multivitamínicos que contienen carotenoides adicionales. Los autores mencionan la información de ‘suplementos individuales’ en los cuestionarios, admitiendo al mismo tiempo que es difícil hacer el seguimiento en ciertos casos, ya que para los dos carotenoides luteína y licopeno, en particular, se utilizaban muy pocos preparados individuales de suplementos. Otros estudios que también han empleado la metodología del cuestionario mostraron que la capacidad de recordar las vitaminas que se han tomado es mejor para la vitamina C, ya que se consume a menudo sola; mientras que en el caso de las multivitaminas, y especialmente los antioxidantes (como los carotenoides), los participantes sólo recordaban la dosis y la frecuencia de consumo cuando se les preguntaba por el fabricante, lo cual no era el punto de este estudio. Por otra parte, en una cohorte del estudio EPIC (3) se descubrió que la fiabilidad con la que los sujetos recordaban la ingesta de micronutrientes a partir de suplementos era de entre un 50 y un 60%, siendo particularmente débil el recuerdo del aporte de betacaroteno. La validez de los cuestionarios utilizados y, sobre todo, de las conclusiones sacadas de los mismos son, por tanto, cuestionables.

Evaluaciones estadísticas cuestionables

Los autores reivindican haber descubierto por primera vez que no es la dosis absoluta la que aumenta el riesgo de cáncer pulmonar, sino la duración temporal del consumo. Esto no sorprende, ya que recordar dosis es seguramente menos fiable aún que recordar preparados. A pesar de todo, es precisamente esta consideración del consumo en el pasado más lejano basada únicamente en la memoria la que representa un punto débil básico del estudio VITAL.

Los autores afirman que sus resultados contradicen rotundamente los de otros estudios comparables que no observaron conexión entre la ingesta de carotenoides o vitamina A y un mayor riesgo de desarrollar cáncer de pulmón. Solamente los estudios ATBC y CARET (4,5), en los que fumadores habituales tomaron grandes dosis de betacaroteno durante un tiempo prolongado, mostraron un ligero aumento del riesgo de cáncer de pulmón. En este ejemplo puede haber influido una dosis elevada durante un largo periodo de tiempo. Sin embargo, resulta mucho más importante comprender que unos hábitos de vida no saludables (fumar durante muchos años) no se pueden compensar con un solo micronutriente. Estudios de gran envergadura con más de 40.000 participantes a los que se administraron suplementos de 50 mg de betacaroteno al día durante dos años, mostraron, por el contrario, que no se producía un aumento del riesgo de cáncer pulmonar (6).

Explicaciones especulativas

Los autores especulan sobre cómo se originaron sus resultados. Así, los suplementos de micronutrientes podrían ser más biodisponibles que las sustancias correspondientes presentes en las frutas y verduras. No obstante, esto significaría que, especialmente en el caso de un uso prolongado, las dosis altas deberían ser más cruciales para el desarrollo de cáncer de pulmón que las dosis bajas que los autores pretenden clasificar como arriesgadas si se toman durante un largo periodo de tiempo. Es difícil de determinar si una ingesta elevada interfiere con la absorción, el transporte y la distribución de otros nutrientes pudiendo tener una influencia adversa en otros micronutrientes, ya que, según el estudio, la incidencia de cáncer de pulmón era independiente de la dosis y sólo estaba relacionada con la duración del consumo. Además, la hipótesis de que altas dosis de antioxidantes podrían interferir con el sistema inmunitario, el cual genera especies reactivas al oxígeno para poder funcionar, sólo sería comprensible en el contexto de planteamiento de la dosis, pero no en conexión con la duración de uso. Por otra parte, la vitamina A no es un antioxidante y no puede reaccionar de esta forma con el sistema inmunitario. Los carotenoides en cuestión no son capaces de neutralizar las especies reactivas al oxígeno formadas por las células inmunocompetentes.

No se ofrece explicación al aumento del número de casos de cáncer de pulmón

Aunque Satia y sus colegas no consiguen explicar el ligero aumento de la incidencia de cáncer pulmonar en ciertos grupos, llegan a la siguiente conclusión: ‘Si bien los resultados no sugieren universalmente que los suplementos de retinol, betacaroteno y otros carotenoides aumenten el riesgo de cáncer de pulmón, no existe una evidencia clara de un efecto protector’. Una afirmación banal, ya que numerosos estudios epidemiológicos confirman el efecto preventivo para el cáncer de pulmón de una dieta equilibrada rica en carotenoides y vitaminas. Está claro, sin embargo, que los micronutrientes no pueden compensar por sí solos las consecuencias de actos perjudiciales como pueden ser el fumar.

Conclusión

  • El estudio VITAL aquí comentado no ofrece evidencia de un aumento del riesgo de cáncer pulmonar debido a la ingesta de betacaroteno, vitamina A o luteína, incluso para los fumadores.
  • El empleo de un cuestionario a largo plazo para determinar la ingesta de micronutrientes tiene un uso limitado y los resultados suelen ser muy propensos a error. Estudios estadounidenses de gran envergadura han demostrado que son muy escasos los consumidores que toman un complemento alimenticio en particular durante un periodo superior a seis meses. En la mayoría de los casos, después de este tiempo, o incluso antes, se suele cambiar a otro producto que puede diferir considerablemente en cuanto a composición y dosificación.
  • Los resultados del estudio VITAL no están validados y contradicen los de otros estudios.
  • Los argumentos de los autores son especulativos y, en algunos casos, contradictorios”.

Hohenheim, febrero de 2009

REFERENCIAS

  1. Satia J. A. et al. Long-term Use of Beta-Carotene, Retinol, Lycopene, and Lutein Supplements and Lung Cancer Risk: Results From the VITamins And Lifestyle (VITAL) Study. Am J Epidemiol, 2009; 169:815–828.
  2. White E. et al. VITamins And Lifestyle Cohort Study: Study Design and Characteristics of Supplement Users. Am J Epidemiol, 2004; 159: 83–93.
  3. Ocké M. C. et al. The Dutch EPIC food frequency questionnaire. II. Relative validity and reproducibility for nutrients. Int J Epidemiol, 1997; 26(1):49–58.
  4. Albanes D. et al. Alpha-Tocopherol and beta-carotene supplements and lung cancer incidence in the alpha-tocopherol, beta-carotene cancer prevention study: effects of base-line characteristics and study compliance. J Natl Cancer Inst, 1996; 88(21):1560–70.
  5. Omenn G. S. et al. Effects of a combination of beta carotene and vitamin A on lung cancer and cardiovascular disease. N Engl J Med, 1996; 334(18):1150–5.
  6. Frieling U. M. et al. A randomized, 12-year primary-prevention trial of beta carotene supplementation for nonmelanoma skin cancer in the physicians’ health study. Arch Dermatol, 2000;136(2):179–84.
  7. Block G. et al. Usage patterns, health, and nutritional status of long-term multiple dietary supplement users: a cross-sectional study. Nutr J., 2007; 6:30.

This site uses cookies to store information on your computer.

Más información