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Los ácidos grasos omega-3 son fundamentales en los primeros 1000 días del desarrollo

Publicado

29 septiembre 2014

Una nueva revisión confirma que la ingesta de ácidos grasos del tipo omega-3 en cantidades adecuadas durante el embarazo, la lactancia y la infancia favorece el buen estado de salud de la madre y del niño.

La revisión sistemática analizó los resultados de los estudios más recientes sobre los beneficios para la salud de los ácidos grasos del tipo omega-3, ácido eicosapentaenóico (EPA, por sus siglas en inglés) y ácido docosahexaenóico (DHA, por sus siglas en inglés), ingeridos en cantidades suficientes (1). Los resultados del estudio revelaron que un alto consumo de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga del tipo omega-3 durante el embarazo reduce el riesgo de parto pretérmino, antes de las 34 semanas de gestación. Las mujeres embarazadas deberían consumir por lo menos 300 mg de DHA al día; un consumo de 600 a 800 mg/día de DHA podría ofrecer mayor protección contra un parto pretérmino. Por su parte, las mujeres lactantes deberían consumir por lo menos 200 mg de DHA al día para que la leche materna alcance un contenido de DHA de aprox. 0,3 % en ácidos grasos. La leche de fórmula para los bebés nacidos a término, debería contener 100 mg de DHA y 140 mg de ácido araquidónico (ARA, por sus siglas en inglés).

En cuanto a los recientes avances en la investigación sobre los ácidos grasos omega-3, los científicos informaron que los beneficios para la salud cardiovascular ofrecidos por un aporte suplementario son mayores en aquellas personas que presentan bajos niveles sanguíneos de ácidos grasos omega-3 (2). La incorporación de ácidos grasos omega-3 a los glóbulos rojos refleja el nivel de consumo y la cantidad presente en las membranas de los glóbulos rojos es un marcador clínico de obtención rápida y económica. Los futuros ensayos clínicos tendrían que determinar la situación de consumo de los participantes al inicio del estudio y los estudios deberían tener una duración mínima de 16 semanas. Dada la limitada capacidad del organismo humano para elongar y desaturar los ácidos grasos poliinsaturados más cortos, el EPA y el DHA deben ser obtenidos a partir de fuentes externas. El pescado y los frutos de mar se consideran la principal fuente dietética de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga del tipo omega-3, junto con algunas algas, como eficaz alternativa vegetariana. Según un estudio reciente, los productos que contienen ácidos grasos omega-3 deberían elegirse con base en su contenido de EPA y DHA ya que el factor de biodisponibilidad parece sobreestimarse (3).

REFERENCIAS

  1. Koletzko B. et al. Current information and Asian perspectives on long-chain polyunsaturated fatty acids in pregnancy, lactation, and infancy: Systematic review and practice recommendations from an Early Nutrition Academy Workshop. Ann Nutr Metab. Published online September 2014.
  2. Nichols P. D. et al. Recent advances in omega-3: Health benefits, sources, products and bioavailability. Nutrients. Published online September 2014.
  3. Salem N. and Kuratko C. N. A reexamination of krill oil bioavailability studies. Lipids Health Dis. Published online September 2014.

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