Según un nuevo estudio realizado en Francia, una dieta rica en carotenoides como el betacaroteno, la luteína y la zeaxantina durante la mediana edad podría contribuir a mantener la función cognitiva durante el envejecimiento.
El estudio observacional investigó a lo largo de 13 años una posible relación entre la ingesta de caroten- oides, las concentraciones en sangre y las funciones cognitivas de 2983 participantes de mediana edad (1). Los resultados del estudio mostraron que los participantes que consumieron más naranjas, frutas y verduras de color verde, aceites vegetales y sopas presentaron unos niveles plasmáticos de carotenoides más altos y unos mejores resultados en las pruebas de rendimiento cognitivo (es decir, memoria de trabajo, atención, fluidez verbal) en comparación con aquellos que consumieron menos carotenoides.
Los investigadores señalaron que la asociación positiva entre un patrón dietético rico en carotenoides y el consiguiente rendimiento cognitivo respalda estudios previos en los que se ha observado un mejor estado cognitivo, un menor deterioro cognitivo y una menor probabilidad o riesgo de demencia entre los partici- pantes con un consumo alto de betacaroteno (2). En un estudio controlado aleatorizado llevado a cabo con mujeres mayores, el aumento de la ingesta de luteína (12mg/día) —un carotenoide que se acumula en el cerebro—, sola o en combinación con ácido docosahexaenoico (800 mg/día), mejoró significativamente la función cognitiva (3). Los carotenoides son bien conocidos por su papel como antioxidantes, pudiendo ayudar a proteger el cerebro frente a la oxidación y la inflamación que tienen lugar durante el proceso de envejecimiento (4).