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  • 2011

Micronutrientes y la salud bucal

Publicado

1 noviembre 2011

Unos dientes y encías sanos son un factor importante en la calidad de vida y deben conservarse hasta una edad elevada. Además de una higiene bucal adecuada, la alimentación también contribuye a ello de manera sustancial. Tanto el exceso como la falta de determinados nutrientes en la alimentación puede causar enfermedades orales típicas. Un consumo deficitario de micronutrientes, por ejemplo, puede afectar notablemente la salud bucal. Y viceversa, los problemas de salud bucal pueden contribuir a una alimentación deficitaria, por ejemplo, cuando una persona no puede masticar sin dolor o molestias o ya no le quedan dientes.

Ya en el vientre materno, una elevada concentración de micronutrientes es un requisito importante para el desarrollo de gérmenes dentales sanos. En cuanto empiezan a salir los dientes, hay determinados micronutrientes que contribuyen localmente a la conservación de la sustancia dental. Los micronutrientes afectan de forma sistémica durante toda la vida la salud de la estructura que soporta los dientes, o periodonto, formada por el hueso alveolar y la encía. Y lo mismo se puede decir de todos los demás músculos y tejidos de la boca y mandíbula.

Factores que influyen en la salud bucal

La esperanza de vida de la población está aumentando en todo el mundo, especialmente en los países industrializados. Los principales problemas de carácter dental son la pérdida de dientes a una edad avanzada debido a la falta de salud de la estructura que soporta los dientes. Por el contrario, la caries (deterioro de los dientes causado por microorganismos) está disminuyendo en estos países gracias al cuidado de los dientes con productos que contienen fluoruro. La pérdida de sustancia dental dura debido a procesos químicos (erosivos) y mecánicos (abrasivos) causados por la ingesta de alimentos ácidos y duros es un problema permanente que debería ser prevenido. La erosión de los dientes puede producirse cuando los ácidos de los alimentos desprenden el calcio que es el componente decisivo del esmalte dental y, de este modo, debilitan la primera capa protectora de los dientes. Tanto los daños en el esmalte como en la dentina (caries), como la infección de la encía (gingivitis) o incluso de todo el periodonto (periodontitis), son causados por bacterias que no se eliminan por completo de la cavidad bucal. Para mantenerlas bajo control y no ofrecerles el sustrato necesario para su reproducción, una higiene bucal regular y sistemática es fundamental.

De forma paralela, la alimentación puede reforzar o debilitar los huesos y el periodonto. Una deficiencia de micronutrientes puede mermar notablemente la salud bucal. Y, a su vez, las enfermedades bucales –la primera estación del aparato digestivo– pueden causar deficiencias de micronutrientes en la alimentación cuando el cuerpo no puede aprovechar bien los alimentos puesto que no se mastican bien debido al dolor o a alteraciones. Las enfermedades en los dientes y encías son especialmente habituales en los estratos sociales menos privilegiados o educados de los países industriales. Es el caso especialmente de la caries, el principal problema en niños y jóvenes. Debido al creciente número de personas mayores en todo el mundo, la problemática de la pérdida de dientes por enfermedades periodontales o recesiones gingivales es cada vez más acuciante.

Efecto sistémico de los micronutrientes

Los dientes son protegidos por fuera frente a agresiones químicas o mecánicas mediante la sustancia dental dura, que se compone de esmalte, dentina y cemento. Los nutrientes solo pueden influir de forma sistémica en la sustancia dental dura durante su formación inicial, es decir, antes de que salgan los dientes. Durante el desarrollo de los dientes en el organismo se crea una matriz orgánica que, a continuación, es mineralizada con el calcio y el fosfato. Durante la formación de la matriz, las deficiencias extremas de minerales pueden causar modificaciones en la estructura del esmalte, como hoyos o abolladuras. Un suministro insuficiente de nutrientes durante la mineralización del esmalte puede causar manchas blanquecinas opacas en la parte superior del diente, pero no deformaciones.

Solo un déficit de vitamina D durante el embarazo puede afectar sistémicamente de forma negativa en la calidad de la formación de los dientes del feto. Por lo demás, una alimentación deficitaria de la futura madre no afecta a la formación de los dientes del feto, puesto que la necesidad de minerales de los gérmenes dentales es escasa comparativamente (1). Estudios demuestran que –al contrario que los huesos– los dientes que se formaron teniendo los fetos una cantidad deficiente de calcio y fosfato, muestran una composición mineral normal. Por otra parte, en caso de una deficiencia en la infancia y en la edad adulta ya no se puede movilizar calcio y fosfato de los dientes (2).


Vitamina D Los dientes solo pueden anclar con seguridad en una mandíbula sana y estable, y solo un periodonto sano e intacto puede garantizar este anclaje seguro. Un buen abastecimiento de vitamina D es indispensable para mantener sano todo el aparato de soporte y motriz, inclusive las mandíbulas y las encías. Un suministro insuficiente de vitamina D puede contribuir, al alterar el equilibrio de los minerales (p. ej., absorción de calcio), tanto en la pérdida y debilitación de la sustancia ósea ( osteoporosis, osteopenia) como en el desarrollo de enfermedades infecciosas crónicas. Estudios actuales han investigado las relaciones entre la densidad de los huesos maxilares (huesos alveolares), la osteoporosis y la pérdida de dientes, y han mostrado que la salud del periodonto depende de una concentración de vitamina D en la sangre suficientemente elevada (3-5). Además, el estatus de la vitamina D parace ser también decisivo para el éxito curativo tras operaciones por modificaciones infecciosas de las encías (periodontitis). Los pacientes con periodontosis crónicas pueden beneficiarse al parecer de la ingesta de vitamina D adicional en combinación con calcio (7). En general, no obstante, se recomienda un abastecimiento adecuado de vitamina D para prevenir enfermedades en los huesos maxilares y el pariodonto.

Aparte de las cualidades básicas de la vitamina D para reforzar el sistema inmunitario y evitar infecciones, la respuesta inmunitaria del tejido de las encías frente a gérmenes infecciosos para estar relacionado también con determinadas variantes genéticas (polimorfismos) de los receptores de vitamina D (VDR). Los investigadores han descubierto que las personas con un tipo específico de poliformismo VDR eran las que padecían en primera línea periodontitis crónica y agresiva (8). Se cree que la vitamina D puede inducir la síntesis de un péptido antimicrobiano a través de la unión con VDR.

Especialmente la embarazadas sufren a menudo sangrado de las encías o incluso infecciones en las encías y periodonto. Los estudios indican que, además de una meticulosa higiene bucal y el control por parte de un dentista, un abastecimiento adecuado de vitamina D podría ayudar a prevenirlo (9). Al parecer, un estatus óptimo de vitamina D es beneficioso no solo para las embarazadas, sino también para la salud dental de sus futuros hijos: Los resultados de los estudios parecen indicar que los niños de entre 9 y 23 meses cuyas madres tienen un buen nivel de vitamina D en la sangre presentan claramente menos caries (10, 11).


Antioxidantes Las vitaminas E y C antioxidantes, así como los carotenoides (p. ej., betacaroteno), neutralizan el estrés oxidativo en todas las células y tejidos del organismo. Además, parecen reforzar la respuesta inmunitaria de las encías y, sobre todo, proteger las mucosas bucales contra gérmenes invasores. Los estudios establecieron una relación entre un nivel bajo de antioxidantes en sérum y una aparición más frecuente de periodontitis (12, 13). Un nivel insuficiente de vitamina C parece favorecer el riesgo de enfermedades de las encías y el periodonto. Y un buen abastecimiento de vitamina C, a su vez, podría prevenir estas enfermedades (14, 15). La consecuencia típica de una carencia grave de vitamina C es el escorbuto. En los casos menos graves pueden sangrar las encías (gingivitis) ya retraídas.


Vitaminas B Si se da una carencia de vitamina B12 y de folato, una síntesis de ADN defectuosa, puede provocar una modificación de las células de las mucosas que se dividen rápidamente (epiteliales). Lo típico, dada una carencia de vitamina B, es que la lengua esté roja, inflamada y escueza, además de una modificación del sentido del gusto, así como labios y comisuras cortados.

Efecto local de los micronutrientes

Una vez han brotado los dientes, los micronutrientes solo pueden afectar localmente a los dientes (18). El fluoruro como oligoelemento y el mineral calcio son los componentes fundamentales del esmalte dental. Este está sometido a un continuo proceso de disolución (desmineralización) y reconstrucción (remineralización). Las bacterias que crean los ácidos, como el principal responsable del germen de la caries, el Streptokokkus mutans, o también los ácidos de los alimentos, disuelven fluoruro y calcio del esmalte, lo cual lo debilita. El fluoruro y el calcio que contiene la saliva o los alimentos, así como la pasta de dientes y otros productos de higiene dental, pueden remineralizar y endurecer el esmalte (20-22). El fluoruro que se consume a través de agua mineral y alimentos enriquecidos o pastillas de fluoruro para bebés puede servir para abastecer a los dientes.

Fluoruro Los fluoruros que actúan localmente son el elemento decisivo para mantener sanos los dientes y protegerlos contra la caries y las agresiones de los ácidos. Los iones de fluoruro fortalecen la sustancia dental dura al ser almacenados en el esmalte, evitar la eliminación de calcio, componente sustancial de los dientes, y fomentan el almacenamiento de calcio en los dientes (21). Por otra parte, existen indicios de que los fluoruros podrían influir en el metabolismo de las bacterias de la caries para que produzcan menos ácidos orgánicos que ataquen el esmalte dental (22).


Calcio El calcio es, junto a la vitamina D y el fosfato, el principal componente de los dientes y huesos. Cuando el nivel de calcio en la sangre es bajo, este es extraído de los tejidos diana y pasa a la sangre; si el nivel en la sangre es alto, vuelve a almacenarse el calcio en los huesos y dientes. Cuando las concentraciones de calcio en la sangre son demasiado bajas, los dientes parecen tener prioridad biológica, en el abastecimiento de los órganos, frente a los huesos (23). El calcio es especialmente importante para el desarrollo de un esmalte dental duro por parte de los niños actuando localmente desde el exterior sobre los dientes (1).

BIOGRAFÍA

  1. Navia J. M. Nutrition in dental development and disease. Hum Nutr .1979; 1:333–362.
  2. Hartles R. L and Leach S. A. Effect of diet on dental caries. Brit med Bull. 1975; 31:137–141.
  3. Stein S. H. and Tipton D. A. Vitamin D and its impact on oral health -an update. J Tenn Dent Assoc. 2011; 91(2):30–33; quiz 34–35.
  4. Al Habashneh R. et al. Association between periodontal disease and osteoporosis in postmenopausal women in Jordan. J Periodontol. 2010; 81(11):1613–1621.
  5. Moedano D. E. et al.  Osteoporosis, the risk of vertebral fracture, and periodontal disease in an elderly group in Mexico City. Gerodontology. 2011; 28(1):19–27.
  6. Bashutski J. D. et al. The impact of vitamin D status on periodontal surgery outcomes. J Dent Res. 2011; 90(8):1007–1012.
  7. Garcia M. H. et al. One-year effects of vitamin D and calcium supplementation on chronic periodontitis. J Periodontol. 2011; 82(1):25–32.
  8. Martelli F. S. et al. VDR TaqI polymorphism is associated with chronic periodontitis in Italian population. Arch Oral Biol. 2011.
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  10. Schrott R. et al. Influence of maternal vitamin D status on infant oral health. Abstract No. 1646; Internat. Assoc for Dental Research. 2008.
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  13. Linden G. J. et al. Antioxidants and periodontitis in 60-70-year-old men. J Clin Periodontol. 2009; 36(10):843–849.
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  15. Amaliya, Timmerman M. F. et al. Java project on periodontal diseases: the relationship between vitamin C and the severity of periodontitis. J Clin Periodontol. 2007; 34(4):299–304.
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  17. Red-blue lesions. In: Regezi J. A. et al. Oral pathology: clinical pathologic correlations. Philadelphia: Saunders; 2007. 107–125.
  18. Featherstone J. B. The Continuum of Dental Caries – Evidence for a Dynamic Disease Process. J Dent Res. 2004; 83:C39.
  19. Jawed M. et al. Dental caries in diabetes mellitus: role of salivary flow rate and minerals. J Diabetes Complications. 2011; 25(3):183–186.
  20. Rao A. and Malhotra N. The role of remineralizing agents in dentistry; a review. Compend Contin Educ Dent. 2011; 32(6):26–33; quiz 34–36.
  21. Navarro M. et al. Calcium Fluoride Uptake by Human Enamel after Use of Fluoridated Mouthrinses. Braz Dent J. 2001; 12(3):178–182.
  22. CDC Centers for Disease Control and Prevention: Recommendations for Using Fluoride to prevent and Control Dental Caries in the United States, MMWR Recommendations and Reports August 1 2001/50(RR14);1–42.
  23. De Bruyne L. K. et al. Nutrition an diet therapy: principles and practice. 7th edition 2008; Thomas Brooks Cole; ISBN-13: 978-0-459-11916-6, pages 313–314.

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