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  • OPINIÓN EXPERTA
  • 2013

Mecanismos biológicos de una estrategia antienvejecimiento basada en los micronutrientes

Publicado

15 agosto 2013

“Los alimentos pueden contener cantidades significativas de compuestos bioactivos que ayudan a frenar el envejecimiento y, por lo tanto, a alargar la vida. Aunque hay numerosas anécdotas referidas a prácticas y terapias de rejuvenecimiento y antienvejecimiento, también existen estrategias serias y rigurosas de base científica relacionadas con compuestos que se encuentran en los alimentos. Los principales mecanismos antiedad de los micronutrientes, específicos y no específicos, que se estudian con más profundidad son:

Acción antioxidante: se cree que la neutralización del exceso de especies reactivas del oxígeno y del nitróge-no liberadas previene la peroxidación lipídica de las membranas de las células (incluyendo las membranas de los orgánulos citosólicos y la membrana nuclear), la oxidación del ADN/ARN (la velocidad de oxidación es al menos 20 veces mayor en las células viejas que en las jóvenes), el daño de los genes y la oxidación de las proteínas, que puede dar lugar a la inactivación de las enzimas y la alteración de la estructura y la función celular. Los antioxidantes que más se han investigado por sus posibles efectos antienvejecimiento son las vitamina E (1) y los polifenoles (en particular, los flavonoides) (2).

Mecanismos antiapoptóticos: la prevención de la muerte celular programada (apoptosis) de órganos diana importantes como el cerebro, el corazón, el hígado, los riñones, los pulmones, el páncreas y la piel puede evitar la pérdida masiva de células durante el envejecimiento. La vitamina C (3) y los polifenoles (4) han demostrado inhibir la activación de factores citosólicos (factor inductor de apoptosis -1 o APAF-1) y enzimas apoptóticas (por ejemplo, las caspasas).

Mecanismos proapoptóticos: la activación de la apoptosis en las células degeneradas puede evitar el creci-miento y la proliferación de células tumorales. Se ha demostrado que la vitamina A (5), la vitamina E (1) y los polifenoles (4) activan enzimas y factores apoptóticos.

Actividad de unión a iones metálicos: algunos polifenoles (4) se pueden ligar (quelato) a cantidades excesi-vas de hierro, zinc y cobre. De esta forma, se podría prevenir el daño mitocondrial y la oxidación del ADN que suele observarse en el envejecimiento y las enfermedades crónicas relacionadas con la edad (como la enfermedad de Alzheimer, el cáncer y la enfermedad cardiovascular).

Acción estimulante del sistema inmune: se ha observado que la vitamina E (1), el selenio (6), el zinc (7) y algunos polifenoles (4) modulan y mejoran varias funciones inmunitarias, pudiendo así contrarrestar el envejecimiento, que se caracteriza por una deficiencia del sistema inmune.

Acción antiinflamatoria: puesto que el envejecimiento también está asociado con la inflamación crónica, los compuestos que pueden disminuir los procesos inflamatorios podrían prevenir el envejecimiento y las enfermedades relacionadas con la edad. La vitamina E (1), el licopeno (8), los polifenoles (4) y los ácidos grasos omega-3 (9) parecen influir positivamente en factores inflamatorios como la interleucina-1 beta y el factor de necrosis tumoral alfa, reduciendo la gravedad de la artritis y la lesión inflamatoria crónica del corazón.

Estabilización mitocondrial: teniendo en cuenta que la supervivencia de las células depende de la producción de energía en las mitocondrias, es indispensable proteger las membranas mitocondriales contra cualquier disfunción o alteración. Se cree que la coenzima Q10 (10), la vitamina B3 (11) y los ácidos grasos omega-3 (9) mejoran la función de las mitocondrias y/o protegen las membranas de las mismas contra agentes dañinos.

Dado que la mayor parte de esta evidencia prometedora está basada en estudios experimentales in vitro e in vivo, se necesitan más ensayos clínicos para establecer la eficacia de los micronutrientes en la prevención del envejecimiento y las enfermedades relacionadas con la edad”.

REFERENCIAS

  1. Niki E. and Traber M. G. A history of vitamin E. Ann Nutr Metab. 2012; 61(3):207-212.
  2. Williams R. J. et al. Flavonoids: antioxidants or signalling molecules? Free Radical Biology & Medicine. 2004; 36(7): 838–849.
  3. Traber M. G. and Stevens J. F. Vitamins C and E: beneficial effects from a mechanistic perspective.
    Free Radic Biol Med. 2011; 51(5):1000-1013.
  4. Virgili F. and Marino M. Regulation of cellular signals from nutritional molecules: a specific role for phytochemicals, beyond antioxidant activity. Free Radical Biology & Medicine. 2008; 45(9):1205–1216.
  5. Noy N. Between death and survival: retinoic acid in regulation of apoptosis. Annu Rev Nutr. 2010;
    30:201-217.
  6. Rayman M. P. Selenium and human health. Lancet. 2012; 379(9822):1256-1268.
  7. Wong C. P. and Ho E. Zinc and its role in age-related inflammation and immune dysfunction. Mol Nutr Food Res. 2012; 56(1):77-87.
  8. Böhm V. Lycopene and heart health. Mol Nutr Food Res. 2012; 56(2):296-303.
  9. Giudetti A. M. and Cagnazzo R. Beneficial effects of n-3 PUFA on chronic airway inflammatory diseases. Prostaglandins Other Lipid Mediat. 2012; 99(3-4):57-67.
  10. Littarru G. P. and Tiano L. Clinical aspects of coenzyme Q10: an update. Nutrition. 2010; 26(3):250-254.
  11. Depeint F. et al. Mitochondrial function and toxicity: role of the B vitamin family on mitochondrial energy metabolism. Chem Biol Interact. 2006; 163(1-2):94-112.

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