“Los alimentos pueden contener cantidades significativas de compuestos bioactivos que ayudan a frenar el envejecimiento y, por lo tanto, a alargar la vida. Aunque hay numerosas anécdotas referidas a prácticas y terapias de rejuvenecimiento y antienvejecimiento, también existen estrategias serias y rigurosas de base científica relacionadas con compuestos que se encuentran en los alimentos. Los principales mecanismos antiedad de los micronutrientes, específicos y no específicos, que se estudian con más profundidad son:
Acción antioxidante: se cree que la neutralización del exceso de especies reactivas del oxígeno y del nitróge-no liberadas previene la peroxidación lipídica de las membranas de las células (incluyendo las membranas de los orgánulos citosólicos y la membrana nuclear), la oxidación del ADN/ARN (la velocidad de oxidación es al menos 20 veces mayor en las células viejas que en las jóvenes), el daño de los genes y la oxidación de las proteínas, que puede dar lugar a la inactivación de las enzimas y la alteración de la estructura y la función celular. Los antioxidantes que más se han investigado por sus posibles efectos antienvejecimiento son las vitamina E (1) y los polifenoles (en particular, los flavonoides) (2).
Mecanismos antiapoptóticos: la prevención de la muerte celular programada (apoptosis) de órganos diana importantes como el cerebro, el corazón, el hígado, los riñones, los pulmones, el páncreas y la piel puede evitar la pérdida masiva de células durante el envejecimiento. La vitamina C (3) y los polifenoles (4) han demostrado inhibir la activación de factores citosólicos (factor inductor de apoptosis -1 o APAF-1) y enzimas apoptóticas (por ejemplo, las caspasas).
Mecanismos proapoptóticos: la activación de la apoptosis en las células degeneradas puede evitar el creci-miento y la proliferación de células tumorales. Se ha demostrado que la vitamina A (5), la vitamina E (1) y los polifenoles (4) activan enzimas y factores apoptóticos.
Actividad de unión a iones metálicos: algunos polifenoles (4) se pueden ligar (quelato) a cantidades excesi-vas de hierro, zinc y cobre. De esta forma, se podría prevenir el daño mitocondrial y la oxidación del ADN que suele observarse en el envejecimiento y las enfermedades crónicas relacionadas con la edad (como la enfermedad de Alzheimer, el cáncer y la enfermedad cardiovascular).
Acción estimulante del sistema inmune: se ha observado que la vitamina E (1), el selenio (6), el zinc (7) y algunos polifenoles (4) modulan y mejoran varias funciones inmunitarias, pudiendo así contrarrestar el envejecimiento, que se caracteriza por una deficiencia del sistema inmune.
Acción antiinflamatoria: puesto que el envejecimiento también está asociado con la inflamación crónica, los compuestos que pueden disminuir los procesos inflamatorios podrían prevenir el envejecimiento y las enfermedades relacionadas con la edad. La vitamina E (1), el licopeno (8), los polifenoles (4) y los ácidos grasos omega-3 (9) parecen influir positivamente en factores inflamatorios como la interleucina-1 beta y el factor de necrosis tumoral alfa, reduciendo la gravedad de la artritis y la lesión inflamatoria crónica del corazón.
Estabilización mitocondrial: teniendo en cuenta que la supervivencia de las células depende de la producción de energía en las mitocondrias, es indispensable proteger las membranas mitocondriales contra cualquier disfunción o alteración. Se cree que la coenzima Q10 (10), la vitamina B3 (11) y los ácidos grasos omega-3 (9) mejoran la función de las mitocondrias y/o protegen las membranas de las mismas contra agentes dañinos.
Dado que la mayor parte de esta evidencia prometedora está basada en estudios experimentales in vitro e in vivo, se necesitan más ensayos clínicos para establecer la eficacia de los micronutrientes en la prevención del envejecimiento y las enfermedades relacionadas con la edad”.