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  • OPINIÓN EXPERTA
  • 2012

Mejora del estado nutricional de grupos de población de riesgo

Publicado

1 julio 2012

“Llevar una alimentación sana y equilibrada es la mejor manera de recibir el aporte necesario de vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales. Sin embargo, los ancianos, las mujeres en diferentes etapas de sus vidas, los niños, los adolescentes, así como las personas que intentan perder peso, cuentan entre los grupos de riesgo y son objeto de preocupación en lo que se refiere a la nutrición. Incluso una deficiencia leve de micronutrientes puede dar lugar a fatiga general, disminución de la resistencia a las infecciones y problemas de atención y concentración. La ingesta insuficiente de micro-nutrientes puede tardar varias semanas en manifestarse, y una vez que esto ocurre, las reservas del cuerpo necesitan un tiempo igualmente largo para reponerse. Los mensajes acerca de la importancia de seguir una alimentación variada y equilibrada y llevar un estilo de vida saludable deberían seguir sustentando los consejos nutricionales dirigidos al público y, en particular, a los grupos más vulnerables.

Tanto los cambios sociales, demográficos y económicos, como los relacionados con el estilo de vida, deter-minan nuestro estado nutricional. La nutrición se reconoce actualmente como uno de los principales factores asociados con las tasas de morbilidad y mortalidad y con el desarrollo de enfermedades crónicas no transmi-sibles, como las afecciones cardiovasculares y el cáncer. En las próximas dos décadas se espera un especta-cular aumento de los costes de la asistencia sanitaria, por lo que es preciso centrar la atención en el modo de controlarlos. Habría que preguntarse si intervenciones nutricionales como los suplementos alimenticios y la fortificación pueden contribuir positivamente a reducir los costes de la asistencia sanitaria y a promover la salud, el bienestar y la calidad de vida de la población mundial.

Todas las mujeres en edad fértil susceptibles de quedarse embarazadas tienen necesidades especiales, sobre todo con vistas a reducir el riesgo de que el feto padezca espina bífida u otros defectos del tubo neural ( DTN). La suplementación periconcepcional con ácido fólicoha demostrado disminuir considerablemente el riesgo de DTN. Existe evidencia concluyente de que los suplementos reducen el riesgo de DTN, de ahí que se recomiende a todas las mujeres en edad fértil o susceptibles de quedar embarazadas el consumo de 400 µg/
día de ácido fólico en forma de suplementos o alimentos enriquecidos. Además del ácido fólico, hay otras vitaminas y minerales que tienen un papel importante tanto en la salud y el bienestar de las mujeres embarazadas como en el crecimiento del feto y del recién nacido (1).

La anemia, relacionada en la mayoría de los casos con una deficiencia de hierro, es una de las afecciones más comunes y extendidas en el mundo y un problema de salud pública en los países industrializados y no industrializados por igual. En estudios recientes se han proporcionado estimaciones de la prevalencia de anemia a escala mundial y regional y de la cantidad de personas afectadas en la población total y por subgrupos (2). Así, se estima que la prevalencia de anemia en el mundo es del 24,8%, afectando a 1,22 mil millones de personas. El grupo de niños en edad preescolar presenta una prevalencia de anemia estimada del 47,4%, el de las mujeres embarazadas del 41,8% y el de las no embarazadas del 30,2%. Según estas estimaciones, una de cada cuatro personas en todo el mundo sufre de anemia, siendo las mujeres y los niños los grupos de mayor riesgo, lo cual nos da una idea de la magnitud del problema y subraya la necesidad de tomar medidas.

La vitamina A desempeña un papel indispensable en la percepción visual, y su deficiencia es la principal causa de ceguera infantil en los países en desarrollo. Se estima que, en estos países, la deficiencia de vitamina A afecta a 127 millones de niños en edad preescolar y a 7 millones de mujeres embarazadas (3). De igual modo, la vitamina A también tiene una función clave en el crecimiento, la diferenciación celular, el sistema inmune y la reproducción. Esta vitamina es especialmente importante en periodos de rápido crecimiento y contribuye en gran medida al correcto desarrollo del feto y del recién nacido, sobre todo al desarrollo y maduración de los pulmones. La provitamina A (betacaroteno) que se encuentra en los alimentos de origen vegetal ayuda a cubrir las necesidades nutricionales de vitamina A, particularmente cuando se consume poca carne, hígado, leche y huevos o se han excluido estos alimentos de la dieta (4).

Ciertos nutrientes como el hierro, el calcio, el magnesio, el zinc y el yodo, así como la vitamina A, la vitamina D y las vitaminas del grupo B hidrosolubles pueden ser deficientes en la población adolescente debido a factores individuales, sociológicos, culturales y económicos. Hasta ahora no se ha prestado suficiente atención internacional a mejorar la dieta y la densidad de nutrientes de los alimentos durante y justo después de la pubertad, pero antes de que las jóvenes se queden embarazadas.

Pese a que cada vez vivimos más años, la calidad de vida de las personas mayores no ha mejorado a la par, lo que se deriva en un envejecimiento poco saludable y un aumento de la morbilidad. Uno de los principales objetivos es alargar la esperanza de vida y reducir al mínimo el tiempo entre la aparición de la enfermedad y la muerte. La evidencia indica que en este grupo de edad existe una gran prevalencia de varias deficiencias de micronutrientes que afectan a la respuesta inmunitaria (5). Se ha establecido una asociación entre un nivel subclínico de micronutrientes y una función inmunitaria reducida en personas de más de 60 años, y se ha demostrado que los suplementos de micronutrientes y una mejor alimentación pueden estimular la respuesta inmune. Los estudios de suplementación con nutrientes, incluyendo los llevados a cabo con las vitaminas B6C, A, D y E y el zinc, han puesto de manifiesto su implicación en la respuesta inmune de las personas mayores (6). La mejora del estado nutricional de este grupo no solo podría aportar beneficios a su salud y calidad de vida, sino que también supondría un ahorro significativo en recursos sanitarios en países de todo el mundo.

Durante la última década ha resurgido el interés y abundan los trabajos publicados acerca de las funciones de la vitamina D en el crecimiento y el desarrollo, incluyendo la regulación de la diferenciación celular y la apoptosis, el desarrollo del sistema inmune y el desarrollo del cerebro, así como sus posibles beneficios para la función cardiovascular, la diabetes mellitus, el cáncer, la esclerosis múltiple, la alergia, el asma, la infección, la depresión y el dolor. Recientemente se ha llevado a cabo una evaluación del nivel de evidencia de los posibles beneficios (7). Por ejemplo, existe una fuerte evidencia de beneficios para los huesos, sobre todo para la prevención de fracturas y caídas en personas mayores. La vitamina D es un factor determinante de la salud ósea a todas la edades (8). La deficiencia de vitamina D es común, y la insuficiencia muy común, entre mujeres no embarazadas, niños y adolescentes (9). La principal preocupación y consecuencia de la deficiencia e insuficiencia de vitamina D se centra en los efectos adversos para la salud de las mujeres; más concretamente, en el bajo nivel de vitaminas en las mujeres embarazadas y lactantes y en la disminución de la densidad mineral ósea durante la gestación y la infancia.

Los gobiernos de todo el mundo han reconocido la necesidad de utilizar suplementos alimenticios y alimentos enriquecidos en ciertos grupos de población. Por ejemplo, en el Reino Unido, el Departamento de Salud re-comienda la ingesta de un suplemento que contenga vitamina A y D para niños de entre seis meses y cinco años. Los suplementos de hierro están recomendados para las mujeres con menstruaciones abundantes, y el ácido fólico para las mujeres embarazadas o que tienen previsto quedarse embarazadas. Tanto a las per-sonas mayores, como a aquellas que rara vez pasan tiempo al aire libre o cubren sus cuerpos y a los asiáticos, se les recomienda tomar un suplemento de vitamina D (10).

Sin embargo, es evidente que las personas a las que los Gobiernos de todo el mundo dirigen sus recomen-daciones de tomar suplementos alimenticios y alimentos enriquecidos no son las únicas que presentan insuficiencia de micronutrientes y un pobre estado nutricional. Una parte importante de la población general no obtiene el aporte suficiente de varias vitaminas y minerales. En la actualidad, muchas de las personas que toman suplementos alimenticios suelen ser precisamente las que ya obtienen una cantidad adecuada de micronutrientes de los alimentos. Quienes más podrían beneficiarse del uso de suplementos alimenticios son jsutamente aquellos que no los toman”.

REFERENCIAS

  1. King J. C. et al. Maternal nutrition: new developments and implications. Proceedings of a symposium held in Paris, France, June 11–12, 1998. Am J Clin Nutr. 2011; 71:1217–1379.
  2. McClean E. et al. Worldwide prevalence of anaemia, WHO Vitamin and Mineral Nutrition Information System, 1993–2005. Public Health Nutr. 2008; 12:444–454.
  3. West K. P. Vitamin A deficiency disorders in children and women. Food Nutr Bull. 2003; 24(4):78–90.
  4. Strobel M. The importance of β-carotene as a source of vitamin A with special regard to pregnant and breastfeeding women. Eur J Nutr. 2007; 46(1):1–20.
  5. Calder P. C. and Jackson A. A. Undernutrition, infection and immune function. Nutr Res Rev. 2000; 13:
    1–29.
  6. Dao M. C. and Meydani S. N. Micronutrient status, immune response and infectious disease in elderly of less developed countries. Sight and Life Magazine. 2009; 3:6–15.
  7. Thacher T. D. and Clarke B. L. Vitamin D insufficiency. Mayo Clin Proc. 2011; 86:50–60.
  8. Brannon P. M. et al. Overview of the conference Vitamin D and Health in the 21st Century: an Update.
    Am J Clin Nutr. 2008; 88:483–490.
  9. Hill T. R. et al. Vitamin D status and its determinants in adolescents from the Northern Ireland Young Hearts 2000 cohort. Brit J Nutr. 2008; 99:1061–1067.
  10. UK Department of Health. Vitamin D: advice on supplements for at-risk groups. 2012; www.dh.gov.uk.

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