Según un estudio realizado en Alemania, muchas mujeres embarazadas y sus médicos tienen dudas respecto al uso correcto de suplementos dietéticos, a pesar a las recomendaciones existentes.
En el estudio llevado a cabo en tres hospitales alemanes, expertos en nutrición investigaron y calcularon la ingesta de suplementos antes y durante el embarazo (1). Para ello se entrevistó de forma sistemática a un total de 522 mujeres parturientas durante los tres días posteriores al alumbramiento. Los resultados arrojados por el estudio revelaron que el 97% de las encuestadas había tomado al menos un suplemento durante el embarazo, y casi dos tercios incluso antes de la gestación. No obstante, las dosis variaron mucho entre las participantes del grupo de estudio. Así, por ejemplo, la ingesta de ácido fólico osciló entre 0,2 y 5 mg al día, mientras que en el caso de los suplementos de hierro las dosis fueron de entre 4 y 600 mg al día. Factores como la edad, el nivel de educación, la procedencia y el número de embarazos de las mujeres apenas repercutieron en el consumo general de suplementos. Sin embargo, sí lo hizo el asesoramiento recibido: más del 40% de las encuestadas señalaron a su ginecólogo como primera fuente de información en materia de suplementos.
En opinión de los expertos, estos datos dan mucho que pensar. Aunque más del 85% de las mujeres tomó ácido fólico durante el primer trimestre de gestación a fin de evitar defectos del tubo neural en el feto, sólo un tercio siguió la recomendación de comenzar a tomar un suplemento de 0,4 mg al día por lo menos cuatro semanas antes del embarazo. Esto significa que la ingesta empezó en muchos casos muy tarde, si bien a menudo con dosis muy altas (8% de las mujeres), lo cual puede enmascarar una posible deficiencia de vitamina B12. En el caso del yodo, sin embargo, los investigadores constataron que una cuarta parte de las encuestadas ya consumía este oligoelemento importante para la maduración cerebral del feto antes de quedarse embarazadas, ascendiendo esta cifra a casi cuatro quintas partes durante el embarazo.
En comparación, la suplementación con hierro –importante para suministrar oxígeno al feto– fue demasiado alta. Según los investigadores, alrededor de dos tercios del grupo de estudio tomó suplementos de hierro, aunque sólo un tercio padecía deficiencia. El estudio también reveló que tres cuartas partes de las embarazadas tomaron magnesio, pese a estar recomendado por los médicos sólo en casos aislados, y que más del 40% ingirió ácidos grasos omega-3, los cuales podrían contribuir al desarrollo de las capacidades cognitivas.