Unos niveles insuficientes de vitamina B6 podrían aumentar en un50% el riesgo de padecer la enfermedad de Parkinson, según un nuevo estudio.
El estudio caso-control basado en pacientes hospitalarios evaluó por medio de un cuestionario la ingesta de vitaminas B en 249 pacientes japoneses con enfermedad de Parkinson y en 368 personas sin ningún tipo de problemas neurodegenerativos (1). Los resultados no revelaron ninguna asociación entre la ingesta de vitamina B2, vitamina B9 (folato) y vitamina B12 y esta enfermedad. Sin embargo, una ingesta baja de vitamina B6 sí se asoció a un mayor riesgo de enfermedad de Parkinson, con independencia de otros factores.
El estudio no demuestra que unos niveles bajos de vitamina B6 sean la causa de la enfermedad de Parkinson, si bien apunta la necesidad de investigar más a fondo si unos niveles mayores de vitamina B6 podrían reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
La conexión entre la ingesta de vitamina B y la enfermedad de Parkinson está relacionada con la homocisteína, un aminoácido que, según algunos estudios, puede resultar potencialmente tóxico para las células del cerebro. La enfermedad de Parkinson ocurre cuando se degeneran las células nerviosas de una zona del cerebro conocida como sustancia negra.
Según un nuevo estudio realizado en Dinamarca, un mayor consumo de pescados ricos en ácidos grasos omega-3 podría contribuir a la protección de las mujeres jóvenes frente a las enfermedades cardíacas.
En el estudio observacional se preguntó a 48.000 mujeres embarazadas de edades comprendidas entre los 15 y los 49 años sobre sus hábitos alimentarios y se registraron sus ingresos hospitalarios relacionados con enfermedades cardiovasculares (ECV) durante ocho años (1). Los resultados del estudio mostraron que las mujeres que nunca o casi nunca comían pescado tenían un 50% más de problemas cardiovasculares que las mujeres que comían pescado con regularidad. El riesgo de ECV de las mujeres que no comían pescado nunca o casi nunca se mostró un 90% mayor que en aquellas que consumían pescado rico en ácidos grasos esenciales omega-3 al menos una vez por semana.
Los investigadores concluyeron que en las mujeres jóvenes el consumo de pescado es muy importante para la salud en general, y aunque se encontraron efectos cardioprotectores en niveles en dieta relativamente modestos, unos mayores niveles podrían tener efectos adicionales. Las mujeres que comen pescado deberían encontrar estos resultados alentadores, pero es importante destacar que para obtener el mayor beneficio posible del pescado y sus aceites, se deben seguir las recomendaciones alimentarias de comer pescado como plato principal al menos dos veces por semana. Aunque las mujeres y los hombres comparten muchos factores de riesgo cardiovascular, este estudio y algunos otros han demostrado que también puede haber diferencias específicas para cada sexo.
Este estudio respalda los potenciales beneficios para la salud cardiovascular de los ácidos grasos omega-3 que se han observado ya en otros anteriores. Hasta la fecha, los ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs) se han relacionado con mejoras en los niveles de lípidos en sangre, una menor tendencia a la trombosis, mejoras en la presión sanguínea y en el índice cardiaco, y una mejor función vascular.