Vitaminas Ey C
Unas de las principales causas subyacentes de los daños cutáneos son el estrés oxidativo y los efectos nocivos de los radicales libres, que provienen tanto del entorno (p. ej., luz UV) como del metabolismo normal. Los radicales libres dañan las células de la piel directamente deteriorando el ADN y otras de las partes importantes de las células, además de reducir su capacidad para autorepararse. Los antioxidantes dietéticos pueden estimular la protección contra el estrés oxidativo y los radicales libres en las capas externas de la piel.
La vitamina E es el antioxidante soluble en grasa más importante. Es un componente de la membrana celular, cuyos ácidos grasos son un objetivo prioritario para los radicales libres. Cuando un radical ataca, se cree que la vitamina E neutraliza el ataque, impidiendo así los daños celulares. La vitamina C tiene la capacidad, gracias a su especial estructura química, de regenerar la vitamina E y seguir conservando su eficacia antioxidante. Las vitaminas demuestran así una vez más que son jugadores de equipo. Las dos juntas parecen poseer un efecto protector contra las radiaciones UV dañinas. Si el abastecimiento de vitamina E no es suficiente, la piel puede resecarse y agrietarse. La vitamina C parece tener además una influencia positiva en la cicatrización de la piel.
Referencias
Thiele J.J. et al. Vitamin E in human skin: organ-specific physiology and considerations for its use in dermatology. Mol Aspects Med. 2007; 28(5–6):646–67.
Placzek M. et al.; Ultraviolet B-induced DNA damage in human epidermis is modified by the antioxidants ascorbic acid and D-alpha-tocopherol; J Invest Dermatol. 2005; 124:304–307.
Carotenoides
El betacaroteno se encuentra en la piel. Los expertos sugieren que allí contribuye a la protección cutánea contra los efectos de la exposición a la luz UV. Dos son los mecanismos subyacentes que se dan principalmente: primero, el betacaroteno previene la producción de determinadas encimas activadas por UV capaces de destruir el colágeno, que da firmeza a la piel. Segundo, el betacaroteno puede actuar como antioxidante, disminuyendo el estrés oxidativo causado por la luz UV-A y reduciendo el enrojecimiento de las quemaduras del sol.
El licopeno y la luteina están en primera línea de defensa antioxidante de la piel. Estos son capaces de impedir la descomposición del colágeno en la piel que puede suceder después de la exposición a la luz solar.
También en este caso los micronutrientes son más efectivos trabajando en equipo que por separado. La protección UV funciona aparentemente mejor cuando, junto a los carotenoides, tanto la vitamina E como el seleno y el zinc pueden desplegar sus características beneficiosas.
Referencias
Heinrich U. et al. Supplementation with beta-carotene or a similar amount of mixed carotenoids protects humans from UV-induced erythema. J Nutr. 2003; 133(1):98–101.
Palombo P. et al. Beneficial long-term effects of combined oral/topical antioxidant treatment with the carotenoids lutein and zeaxanthin on human skin: a double-blind, placebo-controlled study. Skin Pharmacol Physiol. 2007; 20(4):199–210.
Greul A.-K. et al.; Photoprotection of UV-irradiated human skin: An antioxidative combination of vitamins E and C, carotenoids, selenium and proanthocyanidins; Skin Pharmacol Appl Skin Physiology. 2002; 15:307–315.
Vitaminas B
Las vitaminas B son necesarias para la síntesis y el metabolismo de la piel. Las vitaminas B6 y B3 (niacina) son necesarias para la síntesis del colágeno, que es la proteína que da firmeza a la piel. La vitamina B5 ayuda a la piel a mantener su función de barrera. La vitamina B7 (biotina) ayuda a las encimas de la piel a funcionar correctamente; la deficiencia de biotina puede provocar picor y piel escamosa. Además, las vitaminas B9 (ácido fólico), B2 (riboflavina), B6 y B12 están involucradas en la síntesis y reparación del ADN y las proteínas en las células de la piel.
Es posible que la vitamina B3 (niacina) también tenga un papel importante en la reducción del riesgo de cáncer de piel. Está comprobado que las células que forman las durezas de la piel son más sensibles a los daños producidos por la radiación y la luz cuando presentan carencia de niacina. Si esto sucede, los daños en el material genético ADN no son reparados, lo que deja que mueran más células. Las personas con carencia de niacina son sensibles a la luz y podrían padecer un mayor riesgo de cáncer de piel.
Igualmente se ha descrito una influencia positiva sobre la piel de la vitamina B3 como una parte importante del sistema inmunitario. Se cree que las radiaciones UV pueden reprimir la función de las células de las defensas inmunitarias en la piel, así como en el resto del cuerpo. La conexión de la niacina nicotinamida parece ser capaz de reducir el efecto atenuante inmunitario de la luz solar.
Referencias
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Yiasemides E. et al. Oral nicotinamide protects against ultraviolet radiation-induced immuno-suppression in humans; Carcinogenesis. 2009; 30(1):101–5.
Damian D.L. Photoprotective effects of nicotinamide. Photochem Photobiol Sci. 2010; 9(4):578–85.
Vitaminas A y D
Las vitaminas A y D son necesarias para el crecimiento y diferenciación de las células de la piel. La vitamina D se genera en la piel como respuesta a la luz del sol.
Estudios recientes revelan que la vitamina D protege contra el daño de la luz UV-B y regula las respuestas inmunes de la piel, así como los mecanismos de crecimiento y reparación. Las personas que se protegen del sol corren el riesgo de sufrir carencia de vitamina D.
Referencias
Reichrath J. Vitamin D and the skin: an ancient friend, revisited. Exp Dermatol. 2007; 16 (7):618–25.
Bell E. Vitamin D3 promotes immune function in the skin. Nature Rev Immunol. 2007; 7(3):174–75.
Ácidos grasos esenciales
Los lípidos, especialmente aquellos de los aceites ricos en ácidos como el ácido gamma-linolénico, de la serie de ácidos grasos omega-6, tienen un papel importante en la hidratación de la piel. Estos pueden mejorar la humedad, elasticidad y firmeza de la fiel.
Los ácidos grasos omega-3 ácido eicosapentanóico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA) se depositan en la epidermis, donde se ha demostrado que aumentan la tolerancia de la piel a la luz UV.
Referencias
Brosche T. et al. Effect of borage oil consumption on fatty acid metabolism, transepidermal water loss and skin parameters in elderly people. Arch Gerontol Geriatr. 2000; 30(2):139–50.
Calder P.C. n-3 polyunsaturated fatty acids, inflammation, and inflammatory diseases. Am J Clin Nutr. 2006; 83(6):1505–19.